RUTA 2 ETAPA 4: DE EL GAVELLAR A ÚBEDA




LOS ÚLTIMOS PASOS

Estos que recorreremos, son los últimos pasos que dio el frailecico en nuestro mundo. Sin embargo, no fue su último andorreo pues cuentan que, tras su fallecimiento, anduvo en cuerpo y alma por otros caminos.


El día 28 de septiembre de 1591, el padre Juan de la Cruz, comido por las calenturas, con una pierna inflamada, montando en un machuelo y acompañado de un mozo, sale de La Peñuela en dirección a Úbeda donde, por decisión divina, va en busca de su muerte. 1


Sabemos por testimonios recogidos documentalmente que cuando Fray Juan enferma y se decide partir de La Peñuela con destino a Úbeda en búsqueda de sanación para su mal, el deseo de sus hermanos, con los que convivió antes de la marcha, era que se dirigiera a Baeza, lugar donde lo conocían bien y sería bien acogido, sin embargo, es la testarudez de Fray Juan la que decanta por acudir a Úbeda, donde sabían que no sería bien recibido. Antiguas querellas con el actual prior de la ciudad de los cerros parece que estarían detrás de la inquina con la que fue recibido, sin embargo, tras el calvario padecido durante los dos meses y medio en los que lucho contra la enfermedad, se torno en admiración y respeto.


La documentación nos dice que la víspera de San Miguel, patrón de la ciudad a la que se dirigía, entraba en aquél convento del que ya no saldría conscientemente. Cuentan que solo salió en el momento en que expiró, para decir su última Misa en la Peñuela 2, tal vez unido el fenómeno a su último pensamiento con el lugar donde había encontrado y gozado de la paz y tranquilidad que no tuvo los años precedentes, y cuando por orden de su amiga Ana de Peñalosa lo sacaron a la fuerza de su descanso terrenal para llevarlo a otro destino, Segovia, lo que desencadenó una lucha por su posesión que acabó salomónicamente zanjada de manera salvaje con su desmembramiento 3, escenario costumbrista para la época.





LA RUTA

Tras descansar en el Gavellar y visitar el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, abandonamos el agradable paraje por la vertiente que da al arroyo, tendremos que vadearlo por un puentecillo que nos permite pasar a la loma donde se encuentra el camino que seguiremos, el mismo que usan los ubetenses para desplazar a la patrona a su ciudad durante unos días.


El camino asciende fuertemente, al principio entre el olivar y los campos de trigo, cada vez más inusuales en nuestra geografía. Terminada la parcela de mieses, se introduce entre el olivar sin dar tregua, roza la pista agrícola un par de ocasiones hasta que ya, en todo lo alto, confluye con la misma para entrar en la pequeña aldea de Santolalla (Santa Eulalia).


Tras resollar en su apacible y hermosa fuente, retomamos el camino hacia Úbeda. Lo podemos hacer por el camino tradicional, asfaltado en su totalidad, o tomar el camino de la hoya del Negro, más cómodo, que acabará uniéndose con el anterior antes de llegar a nuestro destino.


Por uno o por otro, avanzaremos hacia Úbeda, allí donde confluyen ya percibimos el trajín de vehículos que anuncia la cercanía de la autovía y, por tanto, de la población. Cruzamos por un paso bajo la autovía y nos introducimos en el polígono industrial de la avenida de Vilches, a cuya calle terminaremos por incorporarnos. Cruzamos la rotonda de Cuatro Caminos y seguimos al frente hasta confluir en la histórica calle Trinidad lo que significa que llegamos a la vieja Úbeda. Terminada la calle nos toparemos con la monumental Iglesia de la Santísima Trinidad, cruzaremos y alcanzamos el Real, clásica vía ubetense que nos introduce en las entrañas de la ciudad renacentista.


Llegando a su fin, la calle se bifurca, tomaremos el ramal de la izquierda que nos dejará en la preciosa plaza donde se ubica la Iglesia de San Pablo. Allí, en mitad de la plaza, Fray Juan nos da la bienvenida lo que anuncia que estamos muy próximos a nuestro destino. Por detrás de la estatua tomamos la calle de San Juan de la Cruz, que nos dejará en la misma puerta del convento carmelita de San Miguel, donde San Juan de la Cruz llegó con la esperanza de sanar, según cuenta la tradición, un 29 de septiembre de 1591.





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(1) Miguel Gil Sandoval. Programa de festejos de las fiestas de San Juan de la Cruz de La Carolina. Septiembre de 1997.

(2) (Fray Juan de la Cruz) no regresará (a la Peñuela) salvo en el relato del fraile hortelano que cuenta como, mientras moría en Úbeda, les sorprende la visión de encontrar a Fray Juan diciendo la santa Misa en Iglesia de La Peñuela ayudado por un ángel (que manda silencio); relato que representa la pintura que preside la ermita. En Con sola su figura. Escritos Sanjuanistas (1963-1989). Pagina 25. Guillermo Sena Medina. Gráficas Ramírez. 1990.

(3) Lo que sucede después (de su muerte), por curioso que sea, no tiene la menor importancia, no es más que consecuencia de unas costumbres que hoy, a Diós gracias, no interesan. Son las costumbres de época que no podemos siquiera contar. Su historia se convirtió en leyenda. Desde aquél momento, su cuerpo fue literalmente destrozado para poseer las ansiadas reliquias. Se intentó trasladar de un sitio a otro. El traslado, con robo incluido, definitivo fue desde Úbeda a Segovia, donde hoy reposan parte de sus restos y que dio lugar a un espléndido capítulo de El Quijote (la famosa aventura del cuerpo muerto)…En San Juan de la Cruz en tierras de Jaén. Pagina 212. Dámaso Chicharro. Universidad de Jaén. 2013..